Fin de semana en busca de la felicidad
Todo es sencillo, la vida es sencilla en sí misma pese a que el ser humano realiza en ella determinadas experiencias, que le devuelve la sensación de que en ciertos momentos todo se complica bastante.
Sólo se trata de una dinámica muy elemental: los fenómenos tienen un momento de aparición, otro de tránsito – en base a unas circunstancias existenciales – y un tercero de desaparición. Toda ella se da continuamente aunque con distintos ritmos para cada una de las existencias. Éstas están sometidas a unas leyes comunes que son implacables e imperturbables.
El ser humano no puede escapar de esta dinámica ni de estas leyes, y así, nuestros 4 corazones son empujados por las mismas desde que aparecemos hasta que desaparecemos, en tanto a los constituyentes que nos dan la vida.
La Rueda de la Vida gira sin cesar. Se trata de un gran mecanismo compuesto de millones de ruedas que a su vez están conformadas por muchos millones más de ruedas vitales, y así podríamos seguir hasta el infinito. Todos estos ciclos estas vinculados unos con otros, creándose en unas ocasiones, etapas de mayor equilibrio vital, y en otras, momentos de mayor desequilibrio. El ser humano no puede huir de todo esto y como le ocurre al propio planeta a nivel de climatología, de geología, de fisiología, de relaciones, de contaminación… así también sucede en nuestra propia especie.
Contactamos con esta sensación de complejidad cuando las cosas no salen como nos gustaría que ocurrieran, digamos que ocurren de una forma que no nos agrada. Entonces empezamos a emplear tiempo y energía vital en cambiar esta situación para que se transforme en una experiencia agradable. Esta vivencia se repite en varios momentos de nuestro propio ciclo vital. Determinadas fuerzas y energías se reúnen en ciertos momentos y nos vemos atrapados en porciones espacio-temporales de nuestra propia existencia en las que no nos gustaría estar. Estos fragmentos de vidas tienen distinta intensidad y diferente duración, incluso a veces no sabemos cuándo van a acabar. Se crean nudos energéticos o emocionales que no atinamos a desenredar. En ocasiones, de repente nos vemos en el núcleo de uno de estos nudos y no sabemos cómo hemos llegado hasta ahí. Otras veces han sido nuestras propias acciones e intervenciones las que nos han conducido hasta este lugar.
No sólo existen estos períodos vitales tan densos de los que queremos salir rápidamente. También hay otros que son muy placenteros y agradables en los que solemos decir “¡qué feliz soy en estos momentos!”. Ambos existen y se suceden los unos a los otros. Es cierto que hay quienes experimentan más años de “dicha que de desdicha” y por supuesto, al contrario. El espacio en el que vivimos y la historia del mismo influyen bastante. Por otro lado, hay cuestiones que difícilmente podemos modificar y que nos colocan en una determinada situación vital o en otra. Solemos hablar de suerte o mala suerte para referirnos a ellas.
Creo que todo esto – y mucho más – es sabido por muchas personas, especialmente por aquellas que toman la decisión de dedicar mayor tiempo y atención a su propio proceso de desarrollo personal. Siento que de manera más o menos consciente, así ocurre.
Junto con la historia de la vida y de la propia humanidad, cada un@ de nosotr@s portamos una historia, la seguimos creando, y en ella siguen viviendo nuestros cuatro corazones del amor. Pasamos por diferentes hitos en nuestro recorrido. Hay tiempo para todo: para jugar, para el placer, para la amistad, para el amor, para los estudios, para el hogar, para la familia, para el trabajo, para los viajes… y también para las penas, las angustias, los enfados y demás. Aunque no lo expresemos, y ni siquiera queramos reconocerlo para nosotros mismos, nuestro sabio ser interior conoce todo esto y hay un momento en nuestra vida en el que este ser sabio y sensible a la vez, empieza a llamarnos. Es como la luz que se enciende en el salpicadero de un coche y que nos avisa. Invita a revisar algo. Así sucede con cada una de nuestras vidas. Entonces hay que parar y hacer un diagnóstico, solemos llevar el coche al taller y allí observan qué es lo que ocurre.
De esto trata esta jornada titulada LOS 4 CORAZONES DEL AMOR Y LA LLAVE DE LA FELICIDAD. Es un pequeño taller donde poder parar por un día y medio para observar esta llamada interior. Es una jornada de
introducción que conecta con un programa de sensibilización y maduración de la conciencia del ser humano al que he titulado LAS RUEDAS DE LA VIDA.
Siguiendo con el ejemplo del automóvil, a veces se trata de una minucia, sólo un pequeño cable desconectado o un par de tornillos que se han aflojado, pero en ocasiones el diagnóstico muestra que es necesario que el coche se quede en el taller algunos días, debido a que requiere una reparación mayor que requerirá más tiempo, más dedicación, incluso puede que requiera la sustitución de algunas piezas o programas del mecanismo general.
Así es también la vida humana, a veces muy desgastada y muy llevada al límite, con la necesidad de apagar los motores por unos días y dedicarse un tiempo de reposo, cuidado y regeneración.
En cuanto a los talleres, también hay miles de ellos, seguro que tenemos la experiencia con el ejemplo de nuestro propio vehículo. Tal vez con el sencillo acto de un cambio de neumáticos o de aceite, y habremos observado que nos sentimos más cómodos en un lugar que en otro, mejor con un mecánico que con otro. Lo mismo ocurre con el desarrollo personal y la gestión emocional. Hay miles de personas que nos pueden ayudar y miles de propuestas, algunas más corporales, otras más emocionales, otras más artísticas, o más espirituales… En el caso de LOS 4 CORAZONES DEL AMOR… y del programa completo LAS RUEDAS DE LA VIDA (esta propuesta que yo ofrezco) se da una combinación de diferentes herramientas y recursos que incluye una plena libertad en tanto a la participación de los asistentes. Todo ofrecido en un clima lúdico de sencillez, sensatez, calma y ambiente familiar.
Es posible que aún no se haya encendido la luz de tu salpicadero vital pero tal vez sí. Si es así, te invito a venir y probar.
Si te animas serás bienvenid@. Pincha aquí para más información.
Un saludo y mis mejores deseos. Gracias.
José Antonio